sábado, 3 de noviembre de 2012

Prosa para el ocaso


“a” no es igual “a” sólo es  similar en algunos aspectos
El ocaso cubrió de colores el firmamento, dibujando una foto, que la cámara de aquel hombre con sombrero, intentaba arrebatarle sus colores, plasmándolos en el papel con tono sepias o quizás grises. Mientras avanza una nube al ras del suelo, intentando atrapar los pantalones de quienes miran embobados aquel atardecer,  efecto de un mago barato, que confunde nuestros sentidos y se adueña de nuestras emociones, conduciéndonos de la mano por medio de  nuestros pensamientos que se apoderan de lo vivido intentando congelarlo, en la pantalla de nuestra retina que despoja un pedazo de la acción, para llenarla de emociones que sólo tienen que ver con lo que nosotros queremos sentir o podemos sentir.

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