domingo, 18 de noviembre de 2012

El funeral


Cada palabra que pronunció olvida su sentido, al caminar entre las lágrimas de María, son sus sollozos  los que perdiéndose en el viento que sopla sobre el prado, galopa entre nuestras cabelleras que flotan.
La mujer que pierde el alma, es llevada por el torrente que la arrastra, empujándola como tronco caído, por el río desolado de los que caminan sin destino. Camina entre espíritus que mueren, como notas que se desvanecen en el vacío del dolor, de la tristeza, siendo la tinta que mancha el papel para dibujar la nota, la que nos recuerda su tono único que no volverá y se torna en un recuerdo doloroso,  para por un instante disipar la bruma, deteniendo el tiempo que no ha de volver.

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