Los espacios circulares rompen la hegemonía del desorden, para llenar de olor a incienso el espacio en que las personas caminan y sus cuerpos adquieren gestos circulares : un mala que cuenta cuenta rotan las manos, y los pies siguiendo el sentido del reloj lleva una cabeza absorta en pensamientos que se pierden en una espiral infinita que promete terminar algún día, mientras comienza un nuevo ciclo que se confunden con el humo del incienso y se oscurece con los colores de las oraciones y los mantras que se repiten, mientras se camina tras un sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario