La luz tímida iluminan los objetos olvidados bajo el
ventanal, alertando la memoria a
capturar el destello, como un filtro en el que se atascan las partículas que no
alcanzan a escabullirse. Destellos, partículas, momentos construyen pasado, presente y futuro, piezas gélidas
arrancadas al devenir de los eventos y su curso impredecible, que continua inexorablemente
conduciéndonos a un destino desconocido, esperado, olvidado.
Adivinos, profetas, científicos esputan sus enjuagues llenos
de sabores que tiñen nuestros ánimos de emociones. Cantos de sirenas se entre
mezclan con el olor nauseabundo del amargo destino de quienes irresistiblemente
atraídos, sucumbieron a sus designios y atraparon el tiempo, transformando el
futuro en presente, el destino inexorable fue debelado, el camino conocido no
puede ser olvidado.
(prosa que surge de los sentimientos ante el diagnostico presintomático en enfermedades neurodegenerativas como el Huntington y la película melancolía director danés Lars von Trier)
(prosa que surge de los sentimientos ante el diagnostico presintomático en enfermedades neurodegenerativas como el Huntington y la película melancolía director danés Lars von Trier)